Los abogados prevén una avalancha de impugnaciones y recursos contra las causas declaradas complejas

El 6 de junio no es el Día D de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (Lecrim). Lo serán el día 7, y el 8, y todos los que vengan después. Así lo ven los abogados, que auguran una oleada de alegaciones, impugnaciones y recursos contra las solicitudes de prórroga cursadas por los fiscales o las declaraciones de complejidad dictadas por los jueces de instrucción.

Por detrás del sonado enfrentamiento entre fiscales y letrados judiciales, las quejas de algunas asociaciones de jueces y las intervenciones ministeriales, los abogados han permanecido invisibles, pese a verse directamente afectados (y en especial, sus representados) por la reforma legislativa que entró en vigor el 6 de diciembre de 2015.

Y es que los abogados son también parte esencial del proceso penal, y las consecuencias de la clasificación de una causa como sencilla o compleja, con una instrucción de seis meses o prorrogable en otros 18 en uno u otro caso, son vitales para sus clientes: para los investigados puede suponer su condena o libertad; para quienes ejercen la acusación particular, muchos menos en número, la reparación penal al daño sufrido.

El presidente del Consello da Avogacía Galega y decano del colegio compostelano, Evaristo Nogueira, pronostica «una avalancha de alegaciones» por parte de las defensas una vez se conozcan las causas para las que los fiscales han solicitado prórroga, que será en los días posteriores al 6 de junio.

Luego será el juez, tras oir los argumentos de fiscales y defensas, quien decida si declara la complejidad de la causa y con ella la prórroga de la instrucción. Pero el auto judicial que lo determine, apunta el letrado, «puede ser recurrido en reforma ante el propio juez instructor o directamente en apelación ante la Audiencia Provincial».

El controvertido artículo 324 de la Lecrim, que establece los plazos de instrucción, «sólo dice que contra el auto que desestima la solicitud de prórroga no cabrá recurso, lo que equivale a decir que sí es posible formularlo contra el auto que la estima», precisa.

Y en este punto, Nogueira se queja de los «vacíos y ambiguedades» de la reforma legislativa, carente, por novedosa, de una «interpretación jurisprudencial» que armonice su aplicación en los próximos meses.

¿Circunstancias sobrevenidas?

El representante de los abogados gallegos pone el dedo en la llaga sobre dos cuestiones. Por una parte, en las prórrogas que se soliciten de modo genérico, como pretende la Fiscalía General para todas aquellas que antes del sábado (la petición hay que hacerla con tres días de antelación sobre el plazo máximo que vence el 6 de junio) no hayan podido revisarse.

En su opinión, «las circunstancias sobrevenidas de que habla la ley para justificar una prórroga por complejidad», no pueden esgrimirse «por que no haya dado tiempo a revisar una causa».

En este punto coincide el abogado Daniel Amelang, miembro de la comisión de derecho penal de la Asociación Libre de Abogadas y Abogados (ALA) y socio del despacho madrileño Red Jurídica. «No podemos consentir que si la ley dice circunstancias sobrevenidas, se entienda como tal una circunstancia que tenía que haberse previsto cuando se aprobó», sostiene en alusión a la falta de tiempo para revisar el medio millón largo de causas pendientes en diciembre.

La otra cuestión se refiere a las causas abandonadas, aquellas que llevan meses sin que se haya practicado diligencia alguna de instrucción.

«Desde luego, ningún abogado va a permitir que se pida una prórroga por inacción, para una causa sobre la que no se ha actuado, a pesar de haberse solicitado reiteradas veces, hasta en un año o más», advierte Nogueira.

Amelang, en esa misma línea, alerta sobre «las falsas declaraciones de complejidad» y anima a sus colegas a oponerse e impugnarlas.

El letrado pone el acento en poderosas razones de humanidad y justicia: «es injusto para nuestros representados; ellos quieren que su caso se resuelva pronto, para bien o para mal, porque necesitan saber qué les va a pasar, están ansiosos por saber cuál va a ser su proyecto de vida, si van a seguir en su puesto de trabajo o si lo van a perder porque van a ser condenados».

Resultado: más atasco

El penalista coruñés Joaquín de la Vega afirma que los abogados contemplan lo que viene ocurriendo estos días «con inquietud y estupor».

No entiende cómo se ha llegado a este extremo de enfrentamiento entre colectivos judiciales y, sobre todo, «por qué no se ha parado a tiempo esta reforma, suspendiendo al menos la aplicación del artículo 324». A este respecto, acusa al Consejo General del Poder Judicial y a la Fiscalía General del Estado, «que sabían que esto iba a ocurrir», de haber mantenido un silencio cómplice «hasta hace 15 días, cuando todo se les vino encima».

De la Vega también prevé un gran número de alegaciones y recursos contra la declaración de complejidad, y teme, al igual que Nogueira y Amelang, que una reforma que nació para hacer más ágil el sistema judicial acabe volviéndolo aún más lento, con atascos sucesivos en los juzgados de instrucción y las Audiencia provinciales.

El veredicto de los tres abogados parece inapelable: no se puede hacer una ley «sin dotarla de medios para aplicarla». Y eso, lo tienen claro, significa inversión, y no recortes.

El Día D no es el 6 de junio, serán los días siguientes, con su rosario de oposiciones y recursos, y nuevos plazos finales para las causas abiertas el 7, el 8, el 9 de diciembre…

[Galego] Os avogados prevén unha avalancha de impugnacións e recursos contra as causas declaradas complexas

Alertan sobre as «falsas declaracións de complexidade» que se poidan ditar sobre procedementos que no foron revisados ou que levaban meses sen instruírse

O 6 de xuño non é o Día D da Lei de Axuizamento Criminal (Lecrim). O serán o día 7, e o 8, e todos os que veñan despois. Así o ven os avogados, que auguran unha ondada de alegacións, impugnacións e recursos contra as solicitudes de prórroga cursadas polos fiscais ou as declaracións de complexidade ditadas polos xuíces de instrución.

Por detrás do soado enfrontamento entre fiscais e letrados xudiciais, as queixas dalgunhas asociacións de xuíces e as intervencións ministeriais, os avogados permaneceron invisibles, a pesar de verse directamente afectados (e en especial, os seus representados) pola reforma lexislativa que entrou en vigor o 6 de decembro de 2015.

E é que os avogados son tamén parte esencial do proceso penal, e as consecuencias da clasificación dunha causa como sinxela ou complexa, cunha instrución de seis meses ou prorrogable noutros 18 nun ou noutro caso, son vitais para os seus clientes: para os investigados pode supoñer a súa condena ou liberdade; para quen exerce a acusación particular, moitos menos en número, a reparación penal do dano sufrido.

O presidente do Consello da Avogacía Galega e decano do colexio compostelán, Evaristo Nogueira, prognostica «unha avalancha de alegacións» por parte das defensas unha vez se coñezan as causas para as que os fiscais solicitaron prórroga, que será nos días posteriores ao 6 de xuño.

Logo será o xuíz, tras oír os argumentos de fiscais e defensas, quen decida se declara a complexidade da causa, e con ela a prórroga da instrución. Pero o auto xudicial que o determine, apunta o letrado, «pode ser recorrido en reforma ante o propio xuíz instrutor ou directamente en apelación ante a Audiencia Provincial».

O controvertido artigo 324 da Lecrim, que establece os prazos de instrución, «só di que contra o auto que desestima a solicitude de prórroga non caberá recurso, o que equivale a dicir que si é posible formulalo contra o auto que a estima», precisa.

E, neste punto, Nogueira quéixase dos «baleiros e ambigüidades» da reforma lexislativa, carente, por nova, dunha «interpretación xurisprudencial» que harmonice a súa aplicación nos próximos meses.

Circunstancias sobrevidas?

O representante dos avogados galegos pon o dedo na chaga sobre dúas cuestións. Por unha banda, nas prórrogas que se soliciten de modo xenérico, como pretende a Fiscalía Xeral para todas aquelas que antes do sábado (a petición hai que facela con tres días de antelación sobre o prazo máximo que vence o 6 de xuño) non puidesen revisarse.

Na súa opinión, «as circunstancias sobrevidas das que fala a lei para xustificar unha prórroga por complexidade», non poden esgrimirse «por que non dese tempo a revisar unha causa».

Niso coincide o avogado Daniel Amelang, membro da comisión de dereito penal da Asociación Libre de Avogadas e Avogados (ALA) e socio do despacho madrileño Red Jurídica. «Non podemos consentir que se a lei di circunstancias sobrevidas, se entenda como tal unha circunstancia que tiña que preverse cando se aprobou», sostén en alusión á falta de tempo para revisar o medio millón longo de causas pendentes en decembro.

A outra cuestión refírese ás causas abandonadas, aquelas que levan meses sen que se practicase dilixencia algunha de instrución.

«Desde logo, ningún avogado vai permitir que se pida unha prórroga por inacción, para unha causa sobre a que non se actuou, malia solicitarse reiteradas veces, ata nun ano ou máis», advirte Nogueira.

Amelang, nesa mesma liña, alerta sobre «as falsas declaracións de complexidade» e anima aos seus colegas a opoñerse e impugnalas.

O letrado pon o acento en poderosas razóns de humanidade e xustiza: «é inxusto para os nosos representados; eles queren que o seu caso se resolva axiña, para ben ou para mal, porque necesitan saber que lles vai pasar, están ansiosos por saber cal vai ser o seu proxecto de vida, se van seguir no seu posto de traballo ou o van perder porque van ser condenados».

Resultado: máis atasco

O penalista coruñés Joaquín de la Vega afirma que os avogados contemplan o que vén ocorrendo estes días «con inquietude e perplexidade».

Non entende como se chegou a este extremo de enfrontamento entre colectivos xudiciais e, sobre todo, «por que non se parou a tempo esta reforma, suspendendo polo menos a aplicación do artigo 324». A este respecto, acusa ao Consello Xeral do Poder Xudicial e á Fiscalía Xeral do Estado, «que sabían que isto ía ocorrer», de manter un silencio cómplice «ata hai 15 días, cando todo botóuselles enriba».

De la Vega tamén prevé un gran número de alegacións e recursos contra a declaración de complexidade, e teme, do mesmo xeito que Nogueira e Amelang, que unha reforma que naceu para facer máis áxil o sistema xudicial acabe volvéndoo aínda máis lento, con atascos sucesivos nos xulgados de instrución e as Audiencias provinciais.

O veredicto dos tres avogados parece inapelable: non se pode facer unha lei «sen dotala de medios para aplicala». E iso, téñeno claro, significa investimento, e non recortes.

O Día D non é o 6 de xuño, serán os días seguintes, co seu rosario de oposicións e recursos. E novos prazos finais para as causas incoadas o 7, o 8, o 9 de decembro…

 

Para más información sobre la cuestión de las declaraciones de complejidad, recomendamos otro artículo titulado «Los Fiscales asumen la posible impugnación de las prórrogas que se concedan en la instrucción de las causas» publicado en DXustiza

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