El 2012 fue un año convulso. Un año de reformas laborales y crisis económica, con sus consiguientes grandes movilizaciones sociales del 15-M (cuya gestación se produjo el año anterior) y dos huelgas generales (la del 29M y el 14N).
Los juicios de esta época de lucha social están floreciendo ahora y en menos de 48 horas nos han notificado dos sentencias absolutorias: una de uno de los acusados del Rodea el Congreso del 25-S (ojo, hay más juicios por venir) y otra de uno de los últimos acusados (si no el último) de la Huelga General del 29-M.
Estamos muy contentas por su absolución, pero no podemos evitar recordar que han transcurrido siete años llenos de nervios, miedos e incertidumbre por su futuro. Y a eso hemos de sumar que las detenidas del 25-S denunciaron malos tratos en comisaría y el Juzgado de Instrucción se negó a investigarlos. No habrán sido condenados, pero han cumplido parte de la pena