A propósito de las devoluciones de miles de menores a las autoridades marroquíes, nuestra compañera Patricia Orejudo ha escrito un artículo en El Salto. En él, nos explica que la violación del Derecho en general, y de los derechos de las menores en particular, ha sido ominosa en las últimas semanas. Ni procedimiento, ni decisión expresa en la que se valoren las circunstancias personales y familiares de cada menor. Este Gobierno ha optado por una peligrosa vía de hecho, que erosiona uno de los fundamentos mismos del Estado de Derecho: el sometimiento de su actuación a las leyes. Y cada una de esas veces en que lo hace, cuenta.
Por esta razón, también cuenta cada victoria. Y conseguir que se paralicen estas deportaciones, siquiera temporalmente, es una victoria importante. Ayer, las abogadas de Coordinadora de Barrios y Fundación Raíces, Patuca Fernández y Paloma García de Viedma, lograron que un juzgado de Ceuta recordara al Ministerio del interior que la legislación está para cumplirse, que hay que respetar las reglas del juego.
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