Hoy, la periodista Marta Borraz ha publicado un artículo en eldiario.es titulado «Los folletos que dan los ultracatólicos a las mujeres a la puerta de las clínicas: «Al abortar, parte de ti también se muere«. Se trata de una pieza dura, de esas que te dejan mal cuerpo tras leerlo. Explica que existen grupos de ultracatólicos que se organizan para acudir a centros o clínicas en distintas ciudades españolas a fin de persuadir a las mujeres que ya libremente han tomado la decisión de abortar de que no lo hagan. Para hacerlo despliegan toda una batería de acciones: desde limitarse a rezar o exponer pancartas antiaborto hasta increpar a las mujeres, darles fetos de juguete, ofrecerles ecografías o abordarlas para intentar convencerlas de que no entren.
Esta semana el PSOE ha registrado una iniciativa en el Congreso para incluir un tipo específico en el Código Penal que persiga a quienes «hostiguen o coarten» a las mujeres en su ejercicio del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.
Nuestra compañera Marta Herrero interviene en este artículo sobre la respuesta jurídica que se puede dar al reparto de panfletos que buscan desincentivar que las mujeres abortenhttps://t.co/p1aWbouUnp
— Red Jurídica Abogados/as (@laredjuridica) June 7, 2021
Nuestra compañera Marta Herrero interviene en este artículo. La autora le cita pronunciándose sobre la respuesta jurídica que se puede dar a este reparto de panfletos que buscan desincentivar que las mujeres aborten. Pone el foco en que «no hay una colisión entre la libertad de expresión y el derecho de las mujeres porque manifestarse en contra del aborto es diferente a otras conductas violentas«. Asimismo, nuestra compañera Marta no ve necesario crear un tipo penal específico para estas conductas en el Código Penal, que «ya protege de las coacciones y amenazas«. Es decir, el tipo básico de las coacciones ya castiga suficientemente a quien, con violencia o intimidación, busca impedir que alguien pueda ejercer libremente un derecho que le es propio. Crear un tipo penal nuevo, dirigido a castigar esta conducta específica, es innecesario y redundante (como lo era el tipo especial de coacciones que un piquete puede generar en una huelga). Podría ser un ejercicio de populismo punitivo.
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— Marta Borraz (@martaborraz) June 7, 2021