Por Eduardo Gómez Cuadrado y Daniel Amelang López
Hace casi cuatro meses, dos veganos ingresaron en prisión provisional por orden de la Audiencia Nacional. No se les proporcionaba una dieta acorde con sus convicciones personales, por lo que interpusimos una queja ante el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria (JCVP), demandando esa alimentación. Uno de ellos fue excarcelado a los pocos días, pero Juan Manuel Bustamante Vergara permanece aún en el Centro Penitenciario de Navalcarnero.
Tras una larga espera, el JCVP nos comunicó la semana pasada que ha estimado parcialmente el escrito de queja. El Auto establece que lo estima «a fin de que, atendiéndose en lo posible a las convicciones personales del interno, se le proporcione una dieta que respete dichas convicciones, sin perjuicio de que el mismo pueda complementar el racionado a través del servicio del economato y de que se realicen los controles médicos oportunos, a fin de constatar si el estado del interno requiere o no algún suplemento alimenticio o vitamínico no proporcionado en el economato«. Es decir, el centro penitenciario debe suministrarle la dieta solicitada, así como complementos vitamínicos y poner a su disposición productos en el economato que satisfagan sus necesidades nutricionales.
Una victoria para esta persona que sienta un precedente interesante para cualquier preso que se quiera acoger a este derecho. Y es que, salvo error u omisión por nuestra parte, se trata de la primera vez que se reconoce el derecho a que la Administración Penitenciaria proporcione una alimentación vegana (o vegetariana) a un preso.