Saltarse la cola de extranjería: la concesión de nacionalidad española por decreto y no por trámite

Por Noemí López Trujillo y Paula Guisado. Publicado en Newtral

Tanto Gorgui Lamine como Serigne Mbaye son españoles. Ambos nacieron en Senegal, emigraron y han logrado que les concedan la nacionalidad. A Lamine se la ha otorgado el Gobierno por decreto, mientras que Mbaye tuvo que esperar 12 años hasta que pudo conseguirla a través de los trámites burocráticos habituales.

Mbaye, portavoz del Sindicato de Manteros de Madrid y activista en la campaña que exige la regularización general de personas migrantes, llegó a España en patera en 2006. “Estuve tres años de ilegal, trabajando como mantero y en el campo sobre todo, hasta que pude solicitar el permiso de residencia”, cuenta a Newtral.es. Cinco años después, comenzó a tramitar la solicitud de nacionalidad española: “Tuve que esperar tres años hasta que me la concedieron en 2018”.

Gorgui Lamine Sow, que había llegado a España en patera en 2017, salvó a un hombre de movilidad reducida de un incendio en diciembre de 2019, en Dénia (Alicante). Hasta ese momento, Gorgui era un migrante en situación administrativa irregular que subsistía gracias a la venta ambulante. Unas semanas después, en enero de 2020, la Secretaría de Estado de Migraciones le concedía una autorización excepcional de residencia y trabajo para que pudiera “obtener un trabajo en España, regularizar su situación administrativa e iniciar así un proyecto de vida en nuestro país”, tal y como recogía la agencia EFE.

Tras obtener el permiso de residencia y de trabajo, este lunes 20 de julio se publicaba en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la concesión de la nacionalidad española a Lamine “en atención a las circunstancias excepcionales”. La forma en que la ha adquirido se conoce como carta de naturaleza, que, tal y como explica el Ministerio de Justicia, es una medida de “carácter graciable y no se sujeta a las normas generales de procedimiento administrativo”: “Será otorgada o no discrecionalmente por el Gobierno mediante Real Decreto, tras valorar la concurrencia de circunstancias excepcionales”.

Qué es una carta de naturaleza

La carta de naturaleza es la vía rápida —y exclusiva— para obtener la nacionalidad española. Salvo en casos muy concretos, como en el de los sefardíes o el de las víctimas del terrorismo, no hay unos baremos que sirvan para evaluar quién merece la nacionalidad por esta vía rápida y quién no. Al no haber unos requisitos establecidos, la transparencia llega hasta donde quiera el Gobierno en cada caso. La nacionalización por carta de naturaleza se aprueba en Consejo de Ministros, pero en muchos casos —incluido el de Gorgui Lamine— no aparece en el anuncio posterior al Consejo.

La concesión se publica después en el BOE, pero la información es limitada. La publicación no incluye la nacionalidad anterior ni ningún dato que permita identificar a la persona, más allá del nombre. Y alude a unas “circunstancias excepcionales” que nunca se detallan.

Además de Gorgui Lamine, otras seis personas han obtenido la nacionalidad española por decreto en lo que llevamos de año: tres deportistas y tres personas del mundo de la política o la diplomacia.

385 nacionalidades concedidas por decreto desde 1994

Analizar la evolución de las concesiones de nacionalidad española vía decreto es posible gracias a la Fundación Civio, que las ha recopilado desde 1994 hasta mayo de 2019 e investigado los nombres uno a uno. En Newtral.es hemos completado la información con los casos ocurridos desde esa fecha hasta la actualidad.

Desde 1994 hasta hoy se han realizado 385 nacionalizaciones por carta de naturaleza, de las que 249 fueron para hombres y 136 para mujeres.

Estos datos no tienen en cuenta las nacionalizaciones de sefardíes, que siguen otros cauces y se cuentan por miles. Más allá de este caso particular,  las cinco nacionalidades para las que más se ha utilizado esta vía rápida de nacionalización española son Cuba (34), Venezuela (33), Colombia (28), Argentina (27) y Marruecos (20).

De Venezuela es Gaby, de 35 años y residente en España desde hace casi tres, aunque ella, como la mayoría de personas extranjeras, ha tenido que seguir el camino burocrático normal. A los ocho meses de llegar a Madrid con su marido, un español con el que se había casado en Venezuela, Gaby consiguió el permiso de residencia. En febrero de 2019 realizó el examen para optar a la nacionalidad española, que aprobó, y tras remitir toda la documentación necesaria para el trámite administrativo, en septiembre recibió una notificación: le habían concedido la nacionalidad.

“En la carta que me enviaron me dijeron que tenía un plazo de seis meses para presentarme en el Registro y formalizar la concesión de la nacionalidad. Para ir al Registro necesitas conseguir una cita vía telemática, cosa que me ha resultado imposible. Justo mi plazo se acababa cuando empezaba la pandemia y sigo esperando», cuenta Gaby a Newtral.es.

“Si la administración ya estaba saturada antes, con el parón provocado por el COVID-19 se va a saturar aún más”, advierte el abogado Eduardo Gómez Cuadrado, especializado en derecho penal y de extranjería y miembro de Red Jurídica. “Hay permisos de residencia que van a caducar y no se van a poder renovar a tiempo. Se corre el riesgo de que personas que estaban en situación de regularidad pasen a estar en situación irregular”, añade en conversación con Newtral.es.

En cualquier caso, apunta este abogado, “aunque se han tomado medidas para evitar esto, los permisos que hayan caducado o que vayan a caducar tendrán que ser renovados igualmente, por lo que habrá una avalancha de solicitudes que quizá la administración no pueda gestionar como debería”.

En caso de no presentarse en el Registro en el plazo establecido, Gaby podría perder la concesión de la nacionalidad. “Conseguí que me atendieran llamando por teléfono muchas veces, ya que solo atienden de 8 a 10 de la mañana y la línea suele estar saturada. Me dijeron que cuando el plazo se fuera a vencer, que fuese para que me renovasen el plazo para tener más tiempo de conseguir la cita para el Registro”, explica.

Gaby, ahora mismo, es apátrida: “No puedo salir de España ni entrar en Venezuela porque no renové el pasaporte venezolano. Me salía más costoso [monetariamente] prorrogar mi pasaporte que obtener la nacionalidad, y como ya me la habían concedido… No pensé que el proceso se alargaría tanto”, añade.

Nacionalizar para competir

Dos semanas antes de que Gorgui Lamine consiguiera la nacionalidad española por carta de naturaleza, el Consejo de Ministros aprobó la concesión a otro senegalés: Eli John Ndiaye, promesa del Real Madrid de baloncesto.

Al menos una de cada cuatro nacionalizaciones vía decreto desde 1994 ha sido a un deportista. Como ya contó Civio, el deporte es el ámbito que más casos excepcionales acumula. A menudo, el motivo es algún tipo de competición deportiva.

Las dos primeras concesiones de 2020 también habían sido para deportistas: un boxeador y un jugador de waterpolo. Ambos fueron nacionalizados a tiempo para poder representar a España en los Juegos Olímpicos de Tokio, igual que lo fue unos meses antes, en septiembre de 2019, la regatista arubense Nicole van der Velden Vizcaya. Y a la vez que Van der Velden obtuvo la nacionalidad española el futbolista de Guinea-Bissau Anssumane Fati, justo a tiempo para representar a su nuevo país en el Mundial sub 17 que se celebró un mes después.

Después de los deportistas, el mundo de la cultura es el segundo grupo que más nacionalizaciones rápidas acumula. También destacan los miembros de la política y la diplomacia. Son pocas las personalidades del ámbito científico —21 nacionalizaciones desde 1994—. Y en una categoría heterogénea se incluyen casos como el de Gorgui Lamine.

Conseguir la regularización por la vía burocrática

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE, 2019), en España están censados cinco millones de extranjeros (casi un 11% de la población total). De ellos, casi dos millones proceden de países de la Unión Europea, por lo que “la situación administrativa es diferente en tanto que son ciudadanos comunitarios, no extranjeros”, señala el abogado Eduardo Gómez Cuadrado.

Según los últimos datos del INE sobre adquisiciones de nacionalidad española, esta fue concedida en 2019 a un total de 98.858 extranjeros residentes, un 8,9% más respecto al año anterior, aunque todavía por debajo de las cifras alcanzadas en 2013, 2014, 2015 y 2016.

Por comunidades autónomas, Cataluña (24.084) y Madrid (22.161) concentraron el 46,8% de las nacionalidades españolas otorgadas en 2019. La Rioja (622) y Extremadura (640) fueron las regiones con menos adquisiciones.

Por países de origen, los datos del INE indican que la mayoría de extranjeros que consiguieron la nacionalidad española en 2019 eran de Marruecos, seguido de Ecuador, Colombia y Bolivia.

Geovanna, de 40 años y procedente de Colombia, llegó a España en octubre de 2018. En este tiempo ha ejercido como trabajadora doméstica, limpiadora y camarera; ahora trabaja como interna cuidando a una mujer de 79 años. “Son los únicos trabajos a los que podemos acceder”.

Geovanna está en situación administrativa irregular, esperando a que pasen los tres años —plazo que establece la ley de extranjería— para poder tramitar su solicitud para obtener un permiso de residencia y de trabajo: “Nos obligan a estar de ‘ilegal’, pero mientras yo necesito trabajar para sobrevivir. Lo hago en negro, claro, sin derechos laborales, sin un salario digno, sin capacidad de negociación. Dependes de la buena voluntad de tu empleador”, cuenta a Newtral.es.

Según Eduardo Gómez Cuadrado, “la legislación española está pensada para desincentivar la migración”. “Para conseguir un permiso de residencia a través del trámite del arraigo, que es la principal vía, la otra sería el matrimonio con un ciudadano comunitario, tienes que acreditar que llevas, al menos, tres años viviendo en España y no tener antecedentes penales. Es decir, España te obliga a estar tres años sin permiso de residencia ni de trabajo. Es una disciplina, una forma de decir que en ese tiempo si consigues sobrevivir, entonces sí te pueden conceder los papeles”, apunta este abogado especializado en derecho de extranjería.

Los tiempos para realizar estos trámites varían en función de diferentes factores: “Por ejemplo, si estás casado con un ciudadano comunitario no tienes que esperar tres años para conseguir el permiso de residencia y, tras conseguirlo, puedes tramitar la solicitud de nacionalidad española pasado un año. Sin embargo, si no estás casado con un ciudadano comunitario y eres de Latinoamérica, tienes que esperar tres años para tramitar el permiso de residencia y dos para la nacionalidad. En el caso de países que no tienen convenio bilateral, como Marruecos, para pedir la nacionalidad tienen que haberse cumplido 10 de años de residencia continuada”, explica Gómez Cuadrado.

“Que te den la nacionalidad por realizar un acto heroico es como un chantaje de la administración. ‘Como ha salvado a una persona, entonces le damos la nacionalidad’. No debería funcionar así. La nacionalidad no es una medalla. Salvar a otra persona es un deber ciudadano, la nacionalidad es un derecho, y una cosa no debería depender de la otra”, explica Serigne Mbyae, portavoz del Sindicato de Manteros de Madrid.

Actualmente, Mbaye es “socio en un restaurante vegetariano”: “El Gobierno tiene que entender que ser mantero es una opción para muchos de nosotros hasta que podemos regularizar nuestra situación. Es una forma de sobrevivir porque hasta que tienes permiso de residencia o la nacionalidad, pasan muchos años”.

El abogado Gómez Cuadrado recuerda que obtener la nacionalidad “permite votar, presentarse a unas oposiciones, acceder a ciertos puestos de trabajo como el de vigilante de seguridad y, sobre todo, no tener que estar pendiente de renovar el permiso de residencia”.

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