No es la primera vez que mi barrio se despierta con una imposición del Ayuntamiento, que no quiere, ni pretende aceptar. Si escarbamos en la memoria colectiva de Gamonal, un barrio humilde y rebelde, podríamos hacer paradas en los periódicos de 1980, 2005, y ahora en 2014.
En todos estos escenarios la palabra “represión” era la misma. Según la Real Academia de la Lengua Española, es el “acto o conjunto de actos, ordinariamente desde el poder, para contener, detener o castigar con violencia actuaciones políticas o sociales”.
Y si bien es cierto que el significado de “represión” no ha cambiado en nuestros diccionarios, la intensidad de la misma ha aumentado vertiginosamente en los últimos años.
En el año 1980, en Gamonal, debido a la subida de 1 peseta el precio del autobús de línea entre Gamonal y Burgos, se llevaron a cabo protestas vecinales que terminaron con barricadas en la carretera nacional N-I y con un autobus quemado. Veinticinco años más tarde, Gamonal volvía a estallar: el 18 de agosto de 2005, debido a la construcción de un parking en la calle Eladio Perlado que las vecinas no queríamos, se realizaron actos de protesta que acabaron en fuertes disturbios. Y nueve años después, el pasado 10 de enero de 2014, con motivo de la imposición del inicio de la obra de un bulevar en la calle Vitoria que las vecinas tampoco queríamos que nos construyeran, se llevaron a cabo amplias y contundentes protestas vecinales durante varios días, que han llenado hojas de periódicos y minutos de telediarios.
Vecinas luchando, antidisturbios de refuerzo llegados de las ciudades vecinas tratando de difundir el miedo entre la población, cristales rotos, contenedores quemados, cazuelas en las ventanas, piedras, barricadas… El mismo barrio. El mismo escenario. La desobediencia civil frente a la imposición de un Ayuntamiento autoritario que subestimó, nuevamente, la capacidad de mi barrio para decidir sobre su propio futuro.
Si nos planteáramos, y tuviéramos que relacionar los años de los conflictos en Gamonal con los saldos represivos de 8, 20 y 46 personas detenidas, parecería lógico ubicar la mayor cifra de detenidas en plena Transición puesto que las leyes y las estructuras de la Dictadura permanecían prácticamente intactas.
Y sin embargo, nada más lejos de la realidad. En 1980 hubo 20, y en el año 2005 fueron 8. Ha sido éste año 2014 cuando ha habido 46 detenidas (sin contar las cerca de 30 detenciones en otras ciudades por actos de solidaridad con Gamonal).
Sin duda ha habido un cambio de estrategia por parte del poder, y en un momento de creciente protesta social como el que estamos viviendo, el Estado está respondiendo con una represión sin medida que va en constante aumento, mediante la cual, pretende controlar una masa social crítica que ya no puede controlar por otros medios.
Las cifras son completamente escandalosas. Por ejemplo, en Madrid, desde el 15 de mayo de 2011, según datos de la Comisión Legal de Sol, ha habido 458 detenciones, y en las últimas grandes movilizaciones no hay una que acabe con menos de 20 detenidas. En cada movilización de protesta, los procedimientos penales ya los contamos por decenas. Y esto por no hablar de la burorrepresión, y de los próximos cambios legislativos que introduce la reforma del Código Penal y la nueva Ley de Seguridad Ciudadana.Esta deriva represiva convierte inevitablemente al Estado en un Estado aún más autoritario, que sólo puede garantizar su estabilidad y falta de legitimidad a golpe de porrazo. Intentan ahogarnos entre multas, detenciones, procedimientos y cárcel.
Sin embargo, en la calle, como se ha demostrado en Gamonal, cada día la organización colectiva por la transformación social está más fuerte. Debemos ser conscientes de esta deriva represiva para estrechar lazos e imaginar respuestas colectivas, así como para tejer redes de apoyo mutuo en las que se trabaje el impacto psicosocial de la represión.
En mi barrio escuché a varias vecinas decir que tendrían que encarcelar a todas las personas del barrio si querían construir el bulevar… ¿Será ese el panorama al que nos enfrentaremos en el próximo conflicto en Gamonal? ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar? ¿Estamos preparadas para el peor escenario imaginado? Confío en que antes de que éste llegue, la organización, la creatividad social, y los cuidados entre nosotras dibujen nuevos horizontes de resistencia.
Naomi Abad Velasco. Abogada.
Fotografía de Rodrigo Mena Ruiz
“Yo no pedí ser de Gamonal, simplemente tuve suerte” *
* Cada vez que vuelvo a casa veo lucir con orgullo la camiseta con el lema: “Yo no pedí ser de Gamonal, simplemente tuve suerte”. Todas deberíamos de aprender de Gamonal y de su capacidad para enfrentar la represión en colectivo. Todas deberíamos llevar esa camiseta y tener la suerte de ser Gamonal en nuestras próximas luchas.